Un estudio reciente explica cómo se comunican las anomalías del crecimiento de los tejidos durante el desarrollo de un organismo
En la mosca Drosophila melanogaster diferentes tipos de alteraciones del crecimiento de los tejidos periféricos, como los tumores o la muerte celular, estimulan la producción y secreción de una hormona de la familia de la insulina-relaxina, llamada Dilp8, que retrasa el desarrollo para permitir la reparación de los tejidos.
Recientemente un trabajo liderado por el Dr Andrés Garelli en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB, CONICET-UNS) y el Dr. Alisson Gontijo (CEDOC, Portugal) en colaboración con investigadores de España y Suiza encontró que esta señal de estrés es detectada en el sistema nervioso central antes de ser transmitida a los centros endócrinos que controlan la maduración de Drosophila. También demostró que la detección de la señal de Dilp8 requiere de la presencia de un receptor acoplado a proteína G, Lgr3, en un par de interneuronas en una región del cerebro de Drosophila que presenta similitudes funcionales con el hipotálamo de vertebrados.
Las transiciones del desarrollo en vertebrados también pueden verse afectadas por factores externos e internos, como enfermedades inflamatorias o alteraciones nutricionales que retrasan el inicio de la pubertad. Estos hallazgos revelan una inesperada y sorprendente similitud entre las vías de Dilp8-Lgr3 de insectos y la señalización de relaxinas en el hipotálamo de vertebrados y apuntan a la existencia de un mecanismo de señalización ancestral sensible al estrés que coordina el crecimiento del organismo.
El artículo está disponible en: http://www.nature.com/ncomms/2015/151029/ncomms9732/full/ncomms9732.html