Los Congresos tienen múltiples funciones, además de las científicas. No solo sirven de plataforma y de espacio para los conversatorios científicos, para el intercambio intelectual y para que becarios e investigadores muestren sus trabajos al resto de la comunidad. También se convierten en una excelente oportunidad para que el conjunto de científicos y científicas puedan dialogar, debatir y construir propuestas en torno a la cultura y las esferas sociales que rodean al quehacer científico-tecnológico.
Con este objetivo en mente, desde hace un tiempo que los Encuentros de la Sociedad Argentina de Investigación en Neurociencias (SAN) generan espacios para actividades que proponen las distintas comisiones que integran la comunidad neurocientífica. Al igual que en el encuentro del año pasado, celebrado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, la Universidad Nacional de San Luis fue, este año, escenario de sendas actividades impulsadas por la Comisión de Política Científica y de Género y Diversidad.
Bajo el título de “Socials”, cada uno de los eventos apuntó a distintos objetivos y contó con diferentes dinámicas. La actividad de la Comisión de Política Científica -que venía de organizar un conversatorio el año pasado con el presidente de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación, Fernando Peirano- planificó otro, esta vez con la doctora Claudia Capurro, miembro del Directorio del CONICET por el Área de Ciencias Biológicas y de la Salud desde hace pocos meses y, además, vicepresidenta de Asuntos Científicos de la entidad.
“La Comisión de Política Científica se creó a principios de 2021 y surgió como una iniciativa de los socios para poder organizar espacios para debatir e intercambiar perspectivas sobre estas cuestiones. Con actividades como la de Fernando Peirano o la de la doctora Capurro, buscamos posicionar a la SAN como interlocutor válido en lo que es el escenario político científico”, explica la doctora Nara Muraro, investigadora del CONICET e integrante de esta Comisión.
Cuenta Muraro que el contacto con Capurro ya venía desde mediados de este año, cuando, desde la SAN, la convocaron a ella y a otro candidato al Directorio, el doctor Carlos Lanusse, para realizar un debate y una presentación de las plataformas de cada uno. El puesto, finalmente, quedó para la investigadora del Instituto de Fisiología y Biofísica “Bernardo Houssay”.
“Ese evento fue muy bueno, porque permitió que integrantes de la SAN conocieran ambas propuestas. Por otro lado, la actividad que realizamos en este Congreso con la doctora Capurro también resultó muy interesante, porque pudo responder muchas de las preguntas que teníamos desde la comunidad neurocientífica y, además, compartirnos algunos de los objetivos y planes que se propone propulsar desde su posición como miembro del Directorio”, compartió Muraro.
Entre los distintos tópicos que surgieron para debatir en el espacio, del que participó un número considerable de integrantes de la SAN, se incluyeron los factores que influyen para que cada vez haya menos becarios y becarias en los proyectos (y las posibles soluciones para resolver ese conflicto), y que, incluso, los actuales becarios y becarias eligen cada vez más la industria y el sector privado, en vez de querer continuar sus carreras como investigadores.
“La doctora Capurro también compartió información sobre funcionamientos y dinámicas del CONICET y adelantó algunas expectativas que tiene, sobre todo respecto a poder aumentar el porcentaje de presupuesto en temas de subsidios para proyectos y en nuevos programas de financiación de la ciencia. Quedamos muy contentos con la experiencia, ahora resta seguir con ese contacto y explorar nuevas formas de intercambio”, afirmó Muraro, además de agregar que el aspecto federal de esta edición fue “una apuesta que salió muy bien y que generó muchísimo diálogo entre todos los integrantes de la comunidad”.
Ponerse en el lugar de la otra persona
La Comisión de Género y Diversidad, por su parte, organizó una actividad para visibilizar distintos tipos posibles de violencias laborales utilizando el método del role-play. De esta forma, los y las participantes pudieron ponerse en distintas posiciones fuera de las suyas y analizar las situaciones desde otra perspectiva.
“Propusimos armar varios grupos con diversidad de lugar de trabajo y también de escalafón en la carrera científica. Cada grupo tenía asignado un escenario a desarrollar y sobre el cual discutir. Algunos grupos se entusiasmaron mucho en la actuación, lo cual nos encantó. Y creemos que eso sirvió para que algunos miembros de la SAN se pongan en los zapatos de otros/as”, narra Guadalupe Gazal, becaria del CONICET e integrante de la Comisión.
“Estamos muy conformes con cómo salió la actividad, creemos que fue un éxito, tanto por la cantidad de gente como por las cosas que surgieron de ella. Obviamente que nos encantaría que haya aún más participación, nos gustaría llegar a toda la comunidad de la SAN, o a la mayor cantidad posible. Entre los comentarios que nos llegaron de los y las participantes, surgió la inquietud de que haya más tiempo para hablar de estos temas, que nos parecen claves”, remarcan desde la Comisión.
La comisión, a su vez, destacó la organización desde la UNSL en cuanto a la disponibilidad de la sala de lactancia, y la coordinación conjunta con SAN. “En este sentido, afortunadamente la sala fue solicitada y utilizada durante el congreso”, ponderan.
Los y las integrantes, además, destacan que existan estos espacios e iniciativas. “Valoramos mucho que de parte de la Comisión Organizadora nos hayan dado un horario exclusivo sin otras actividades en paralelo. Desde la comisión creemos que los temas relacionados con cuestiones de género y diversidad son fundamentales a la hora de fomentar relaciones interpersonales más sanas y gratificantes”, resalta Gazal.
